viernes, 23 de septiembre de 2016

HABLA UN CUENTISTA:

LUIS ALFREDO RAPOZO

 
Luís Alfredo Rapozo comparte algunas palabras con cuentistas urbanos
que escriben cuentos cortos
para la página de los domingos




¿Cómo trabajas, en tu casa, en La Pastora? ¿Te sientes cómodo en este lugar?
No me quejo. Me acostumbro en mi ambiente y me siento bien aquí. Tengo mis libros de consulta a la mano y puedes ver mi terrible obsesión por la lectura, hasta en el baño puedes conseguir un libro. Luego, debo dedicarme a recogerlos y ordenar nuevamente en la biblioteca, en forma periódica. Ahora, cuando estoy escribiendo sobre un tema que merece investigación si soy más metódico y tengo varios textos de consulta sobre una mesa como si estuviera en la Biblioteca Nacional, cuando investigaba mis trabajos de secundaria;o en una sala de ciencias sociales en mi amada Biblioteca de la UCV, posteriormente. Eso no se olvida y mi casa es una biblioteca. Utilizo para escribir una computadora  portátil que se me está poniendo vieja, pero sus teclas son tan suaves que me siento como tocando una sinfonía; cuando escribo un cuento, o una crónica. Corrijo generalmente, sobre el mismo texto cuando reviso escritos cortos, pero cuando hago escritos más elaborados, me gusta imprimirlos para revisarlos a la vieja usanza; a mano, con lápiz, y saco en limpio antes de pasar los originales a la computadora. He perdido mi seguimiento a la música, ahora siempre ando pendiente de los programas de opinión en la radio, la cual enciendo bien temprano y solo veo TV cuando me interesa un discurso especifico, un buen programa de noticias, documentales; una noticia internacional o algún programa serio y bien hecho. Del resto, me olvido del mundo y me instalo a ver buenas películas clásicas que suelo ver varias veces. Tengo una buena colección de películas que harían suspirar a un cinéfilo y en temporada de los premios Oscar de la Academia, te aseguro que procuro tener todas las películas en casa y disfrutarlas al máximo; siguiendo la crítica del momento, eso me encanta y lo hago desde hace varios años. Ahora, te digo que la música de la Sonora Matancera la escuché hasta el cansancio, incluso tuve un programa de opinión donde amenizaba con ese tipo de música e interpretes diversos de la época y lo cual me hacía tener en Anzoátegui una audiencia de mujeres y hombres que apreciaban ese estilo y me seguían a diario con entusiasmo y solidaridad.

En ese ambiente, escribo mis cuentos diarios, que son breves y les doy vida en 20 minutos, después de pasear por recuerdos y también después de jugar con la imaginación…inventando cada cosa, que hasta los perros hablan, las aves bailan guarachas y los muertos salen a caminar como buscando lo que no se les ha perdido.
Ahora, a los cincuenta y seis años se te ve tranquilo, centrado como si tuvieras otra vida
Sí. Viví un tiempo perdido en el ajetreo de ganarme la vida, como todo el mundo. Pero, desde que mi hijo  se hizo hombre y profesional, me tomo la vida sin tanta angustia para no morirme de un infarto. Hacer lo que uno quiere en la vida-en mi caso escribir-, no es una cosa que se logre fácilmente. Algunos tienen mucha suerte y oportunidad, y entonces logran involucrarse con el medio, pero en mi caso…tuve que hacer espacio para cumplir ese sueño de dedicarle algunas horas de mi vida al placer de escribir como oficio…aunque la violencia, la inestabilidad que se vive en Venezuela –creo-, amenaza a los creadores, poetas y especimenes afines a morir de hambre, si no se tiene un ingreso decente y  dificulta la escritura consuetudinaria. No es fácil, como diría Leopoldo Castillo. Por eso, valoro mucho cuando una persona, se escapa de la realidad, aunque sea un momento y nos echa un cuento.


 ¿Haces mucha vida social mientras escribes?
No como quisiera y es que los amigos andan extraviados en su mundo.  Ha cambiado mucho, la manera de compartir y ya no se ven tertulias literarias; no hay espacio seguro donde se pueda ir, sin arriesgar la vida; no se puede andar por Caracas, ni siquiera comenzando la noche, sin correr el riesgo de una desgracia, un asalto, o un robo y la vida nocturna vale plata, porque las tascas con vino barato, jamón serrano y buen queso en una barra, parece que quedaron en el pasado. No hay bolsillo que aguante tanto desembolso. De vez en cuando, las reuniones de amigos levantan el ánimo y las visitas programadas o no, refrescan las amistades en casa, en una tarde de baile, conversa y bebidas multi-aromáticas. Por eso, cuando hay eventos en la ciudad donde el libro es rey, pues me puedes ver allí; y si hay alguna presentación de un talento que se expresa y difunde su trabajo, pues siempre me anoto, no solo para enterarme de lo que hace, sino para apoyar solidariamente el esfuerzo…Yo digo, que cualquier actividad que alegre el espíritu es excelente y si es una buena obra de teatro, ni se diga…
¿Te gusta Caracas?
Seguro. Caracas tiene un encanto. Aunque ciertamente, como te dije, la ciudad se ahoga en el caos, la desidia y el abandono. No es la Caracas del pasado reciente…con múltiples opciones y cierto glamour de capital petrolera. Pero, tiene mucho que contar; tiene mucho que mostrar en su cambio indiscutible, sea trágico, inverosímil, violento…De repente, hay que huir por la derecha y darse una vuelta por cualquier recodo nacional para  ver otros escenarios, sin embargo, es grato retornar a Caracas y sentir su altura, su fresco de ciudad primaveral y verdor de  pie de montaña
Qué opinas de la sección “Echa tu cuento” de Últimas Noticias?
 A mi me parece que es una necesidad social. Te digo que muchos diarios en las principales ciudades del mundo tienen espacio en sus páginas para el relato, el cuento, la poesía, donde puede participar abiertamente el lector, el ciudadano; que sigue su diario con solidaridad día a día. En Venezuela hay pocos diarios que pueden presentar exitosamente una página semanal como en este caso nos presenta Últimas Noticias. Ya tiene más de cinco años continuos permitiendo la expresión de la gente. Al principio, los cuentos eran anécdotas muy populares de todo tipo, que aparecían y que venían de distintas partes del país. Hoy día, se observa que hasta cuentos literarios, históricos también tienen cabida en la sección. Es decir, me parece, percibo que hay un cambio. Sinceramente, opino que la sección merece un estudio, un análisis de su contenido; unas estadísticas que hable y permita una interpretación para ir más en profundidad y hacer una descripción más didáctica, que definitivamente puede reorientar, afianzar  su orientación.
¿Hacia dónde crees que va “Echa tu cuento”?
Pienso que cada día que pasa va contribuyendo con su dinámica. Permíteme explicar:
Todos sabemos que los últimos años nuestra realidad social es muy intensa. Hay confrontaciones políticas y sociales que afectan la vida del ciudadano en su modo de vida. De igual manera, un cuentista, un poeta, un escritor, un narrador no vive metido en una burbuja de jabón aislado con su creación del mundo real. Entonces, el cuento cotidiano-por así decirlo-, comienza a aparecer. Y eso, es interesante. Porque entonces, los cuentistas hablan de las colas para comprar comida, hablan de las necesidades, de las necesidades, de la escasez y eso no es malo para nada; porque se registra lo que está pasando. Por supuesto, uno entiende que la idea es mantener la página al margen del conflicto político, sin embargo, es de suponer que alguna  cosa salpique sin que uno pueda evitarlo, como cuando una paloma pasa y por cosas del destino hace lo que le da la gana en el aire con la mala suerte que un andante resulta chorreado por el fortuito destino, que mancha su hombro como un rayo de luz inevitable.
En todo caso, “Echa tu cuento” debe ser una manifestación que se adapta a los tiempos y lo hermoso es que se mantenga sorteando ventiscas y temporales. En ese sentido, creo que hay mucho por hacer, entre otras cosas promover encuentros, talleres, concursos anuales; cualquier evento, que vaya más lejos que la página de los domingos como ejecutan los principales diarios en el mundo, que tienen una página de cuentos populares y literarios.

 Rapozo, al realizar una pasada por la historia de la sección “Echa tu cuento” hasta la fecha hay varios nombres de cuentistas que resaltan por su presencia. Hay lectores que han participado una sola vez, otros tienen  7 cuentos; 15, 23, 87, y tú apareces descollando con casi 300 cuentos. Es bastante. ¿Qué dices?
Yo pienso que algunos lectores se motivan a enviar un cuento, una anécdota y la comparten, pero solo tenían en mente una sola historia por alguna razón. Quizás le pareció a nuestro cuentista que era algo gracioso para compartir; dramático, sin igual e interesante. Entonces, allí se cumple uno de los objetivos de la página, que es la participación. Yo diría que en este renglón entra la mayoría. Pero, aquí entra un elemento a considerar en otro momento y es el hábito de escribir que tenga el cuentista, es decir, si es constante, trabajador, dedicado al arte de contar cuentos.
Luego viene un grupo de cuentistas que quizás lleguen a enviar 7 escritos y luego se pierden. Ese fenómeno debe tener una explicación. Generalmente, el primer escrito es publicado en el impreso y después “… naranja china, limón francés…” porque hay muchos escritos haciendo cola y hay que darle la oportunidad a la mayoría.
Tú sabes que un escritor quiere ser leído y eso pasa aquí, en Madrid y hasta en Moscú; pero no es posible que lo publiquen a uno todos los domingos, pues “no hay cama para tanta gente” como dice la canción. De repente, nuestro cuentista pierde motivación. Hoy en día ese problema queda parcialmente resuelto con los avances del medio digital y entonces, también puede ser leído por esa vía; es decir, que tu cuento se mantiene en el ciber espacio  y puedes ser leído muchas veces, casi hasta el infinito.
En mi caso, siempre escribo y entonces tengo un relato, una historia donde algún acontecimiento, episodio, circunstancia, motiva el cuento; bien sea pasado, presente, real o ficticio; sobre mi persona, sobre el vecino, el amigo, un personaje histórico, un perro, un gato o la abuelita. Como puedes ver el tema y los personajes son variados; los personajes abundan como el maíz en la cosecha y uno podría estar echando cuentos toda la vida. ¿Te imaginas un cuentista anciano como de doscientos años muriéndose  y entonces se despide con un cuento frente a sus seres queridos, antes que baje el telón?
¿Entonces, pasarías echando cuentos toda la vida?

Hasta que aguante la necesidad, podría responderte. Yo  no niego que uno cumpla etapas y luego pase a otra motivación y salte la talanquera a otro medio, a otro concepto…Es un asunto de forma de vida para un cuentista prolifero que se acostumbra a escribir. Y entonces diseña sus escritos, trabaja con las fechas y se pone a escribir según se le antoje y le motiven. Un cuentista puede escribir sobre la infancia, la adolescencia, los amores, las travesuras, las vivencias…yo digo, que los temas son inagotables y nunca terminarías de tener cosas que contar. Además no somos eternos y nadie pretende contar todo como si tuviera la maquina de escribir pegada a la mano.

Yo si he notado que hay muchos cuentistas de la sección que van y vienen y son muy buenos; escriben muy bien, son creativos, ocurrentes…yo tengo mi lista y los aprecio mucho, porque me han distraído los domingos con sus anécdotas y aportes. Eso se agradece. Y la verdad, es que no me gustaría que se extraviaran. Hay una en particular: Una historiadora que escribía cuentos sobre la población de Tapipa en Barlovento; hablaba de las costumbres y tradiciones de su pueblo, de su historia y francamente eran relatos súper interesantes y muy bien escritos. Considero que el Diario debería tener contacto con sus cuentistas y pasar a una segunda etapa de rescate a esos valores y talentos, con otra opción.