lunes, 15 de diciembre de 2014

La cena de noche buena

La cena de noche buena
LUIS ALFREDO RAPOZO

Faltaban pocos días para la noche buena y entonces en esos momentos que uno se detiene a pensar sobre la fecha y acordarse de la familia , me vino a la mente el cuadro familiar de mi compadre Faustino Nuñez  y de sus tres hijos quienes son mis ahijados con carácter de exclusividad.

Con Faustino me une una hermosa amistad que se remonta a los tiempos de cuando nuestros padres, paisanos de origen  canario, llegaron jovencitos a esta tierra en la década de los cincuenta. Lo cierto es que decidí visitarles para hacerles llegar mis mejores deseos navideños y un prospero año  entrante, todo ello en medio de un ambiente tradicional donde pareciera que el tiempo no alcanzaba para todas las actividades que hay en casa. Ustedes saben, comprar la comida, arreglar esto y aquello, atender a los niños y todo eso...

En casa de Faustino me encontré con un decaimiento terrible. No había ambiente navideño por ningún lado y todos estaban alejados del espíritu navideño, que siempre encontraba dónde el compadre.

“Hay que levantar ese ánimo familia -les dije-, vamos a sacar los adornos, desempolven el viejo arbolito de navidad; limpiemos la casa, botemos los cachivaches y demos gracias a Dios, que estamos vivos y sanos”.

Yo entiendo y es evidente, que la situación económica que se vive actualmente en Venezuela no es la mejor, pero debemos tener el espíritu navideño  en alto. Ya vendrán tiempos mejores.  “-Si padrino, pero es que este año, ha mermado todo de una manera atroz”-me contestó el más grande de los ahijados- . “Los zapatos están muy caros, la ropa ni se diga, al punto que hemos optado por no cumplir con el tradicional el estreno, debido a los altos precios de los artículos”

-Yo eso lo entiendo, querida familia-les dije-, y es que no recuerdo haber vivido una situación como esta, tan menguada desde hace muchas décadas. Mientras tanto-les dije-, vivamos con alegría nuestras tradiciones, lo mejor que podamos. No importa que en noche buena, no tengamos zapatos nuevos, ni pantalones nuevos, ni camisas de estreno-. Lo importante, es que nos comamos las verdes de este año, pero unidos y con aspiraciones a que esta mala situación  cambie en los años venideros y logremos encontrar el camino de la producción, la estabilidad, el crecimiento, la abundancia, el progreso, las oportunidades, respeto a los derechos humanos y a la condición humana y política.

Como les decía-apreciados lectores-, ese día lo pasé con mis amigos, escuchamos gaitas, tomamos vino, preparé un hervido familiar de pollo y sacamos del closet el viejo arbolito para instalarlo en la sala, mientras nos poníamos de acuerdo para la cena de noche buena.

Cuando me fui a casa, dejé a mis ahijados contentos con su “aguinaldito”, a mi comadre haciendo su lista para la cena y a mi compadre Faustino embriagado de vino. Entonces, pensé que cuando vaya a la cena de noche buena en casa de mis compadres y ahijados, les llevaré un pequeño pesebre con un lindo niño, si señor.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Revolución, pobreza y desesperanza

Revolución, pobreza y desesperanza
LUIS ALFREDO RAPOZO

La pobreza en Venezuela ha entrado en el escenario para quedarse por un buen tiempo y parece que como un boomerang se revierte contra el propio gobierno y sus seguidores.

 Y es el producto de una serie de factores  que han interactuado desde finales de 2008, para acentuarse con la inflación, la inestabilidad de los precios, el desempleo, sueldos pírricos, desestímulo a la producción, entre otros factores.

Es un fenómeno que en la medida que crece-asunto que está sucediendo aceleradamente-, demuestra el fracaso económico de la revolución. Hay que recordar las  expropiaciones casi a diario que llevaba el gobierno  y que alejaron las inversiones y la seguridad en cualquier parte; el constante ataque a los empresarios, disminución de la producción agrícola, que ha devenido en baja de manufactura de productos procesados, cierre de empresas, desempleo y otros elementos sociales que afectan la convivencia y el buen estado de salud  de la sociedad.

Yo digo que la revolución no da pie con bola. El fallecido presidente Chávez le tenia mucha fe a la cria de gallinas en la planta alta de las casas con sus gallineros verticales, sin plantearse el desarrollo agro industrial del pollo de engorde. ¿Cómo es posible que en Venezuela no exista un gran complejo industrial donde se desarrolle y explote el ave beneficiada para garantizar el alimento? Todo lo contrario, el gobierno prefirió importar toneladas de pollos argentinos, brasileros y no sé de dónde más, arruinando la producción nacional, insólito verdad?

Ahora resulta, que el Presidente Maduro está ganado a la producción en conuco y llama al campesinado  venezolano a la siembra de subsistencia. De esta manera, no se lanza a un país al desarrollo jamás   de los jamases.

Ahora pienso, que en cualquier momento, Maduro planteará  la misión bote para que toda la población pesquera salga a buscar su pescadito diario y no piensa –Maduro-, en ayudar a desarrollar una gran industria pesquera como hacen los españoles, los japoneses, los chinos y el resto de mundo.

Entonces, con esta forma de pensar, planificar el desarrollo del país no me parece que tengamos buena experiencia en MERCOSUR, ni con cualquier país que firme con nosotros algún tratado. No producimos nada más que petróleo y nos empeñamos en seguir evocando el conuco de los abuelos, la cría de gallinas en el patio de la casa, la pesca en un botecito y sobreviviendo en la miseria.

Lógicamente, debemos entender que estamos peor que en la llamada “cuarta república”, pues seguimos dependiendo del petróleo en un 96% de nuestros ingresos; nadamos en la inflación , el desempleo, no tenemos reservas internacionales suficientes y nuestros gobernantes no tienen idea de cómo desarrollar un país con potencialidades  indiscutibles.

Y como dije en otro momento, hasta los jóvenes profesionales y talentos se van para otros países con el corazón latiendo  en la desesperanza, que dejan en el terruño.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Cara de tabla

Cara de tabla
LUIS ALFREDO RAPOZO


No se entiende el accionar del gobierno. El Presidente obrero tiene una extraña visión de  la manera de gobernar, que camina en sentido contrario a la salud de las finanzas, contraloría, progreso y bienestar entre los ciudadanos.

He llegado a imaginar a nuestro país como un barco a la deriva, en alta mar; con el timón girando descontrolado, sin orientación ni firmeza en su dirección; sin claridad de su ruta y sin seguridad para sus tripulantes: simplemente angustiante. Con razón nuestros jóvenes profesionales y técnicos trabajan con decisión, para buscar su futuro fuera de nuestras fronteras. Algo muy doloroso, por cierto, pero entendible. En ese grupo entra mi propio hijo. Un joven profesional de la ingeniería química, que no ve horizonte en Venezuela y con sus compañeros de generación regados en Europa y países del llamado primer mundo, ofreciendo su inteligencia, fuerza y creatividad.

Esta semana nos han puesto en el pecho como una condecoración,  “un bello reconocimiento”  por ser el país más corrupto de Latinoamérica. Negarlo es exponerse a recibir pedradas con la espalda en un paredón. Hay casos sonados como PDVAL y la inmensa perdida de alimentos que atestiguan ese hecho. Gente  como uno se pregunta ¿Qué fenómeno explica que nuestros funcionarios se comporten alimentando la corrupción, el pillaje, la trampa y toda clase de componendas para desviar fondos, pedir comisiones, etc., buscando el enriquecimiento fácil y multimillonario?

Pero el gobierno justifica todo, echándole la culpa-como hacen los niños-, a la guerra económica y de allí no salen. Pasa una desgracia como el caso Serra y la culpa la tiene la oposición, la oligarquía, el paramilitarismo colombiano, el imperialismo y nunca el fenómeno delincuencia mezclado con bandas armadas estimuladas por el propio gobierno, en esa especie de ideología revolucionaria de nuevo tipo. Y lo hacen con razonamientos extremadamente estúpidos y no salen de esos clichés faltos de profundidad.

Obviamente, uno concluye que hay demasiada mediocridad en estos funcionarios rojos y en estos gobernantes alejados de la cordura estadista, que le impide reconducir las políticas aceptando los errores cometidos.

El presidente obrero, no está leyendo correctamente nuestra compleja realidad
Y eso es grave. El país se deteriora cada día y no se reconsidera el fracaso de la revolución, que contribuya a accionar con nuevas políticas, para abrir el dialogo, mejorar las relaciones con la gente que produce, llegar a un acuerdo nacional y bajar la violencia comunicacional -sobre todo en el canal ocho-.

Por el contrario, el gobierno insiste en perseguir a opositores; en llenar las cárceles de presos políticos, en ensuciar la justicia, en alimentar el odio y romper puentes de comunicación a costa de un país que se hunde, se hunde, se hunde en una crisis económica terrible con consecuencias sociales y políticas impredecibles, mientras los revolucionarios siguen con su  fresca y expuesta cara de tabla.