viernes, 8 de julio de 2016

El guardia

El guardia

Ese sábado cambié de ruta para recoger a mi catcher estrella del equipo de softbol. Entonces, en vez de tomar la autopista vía a Santa Fe, me dirigí al sur , tomé la Av. Fuerzas Armadas, paso frente al “helicoide” donde funciona el terrorífico SEBIN que se la pasa pinchando teléfonos, sacando fotos para los programas del canal ocho a modo de sapos cooperantes, allanando residencias, custodiando presos políticos y atentos a cualquier orden del gobierno para amedrentar a cualquier periodista, político , estudiante, o cualquier cristiano que hable; se queje o le caiga gordo a la revolución -eso pensaba, cuando subo por el puente que une con la Av. Las Acacias y me conseguí con una alcabala de la Guardia Nacional, quienes me levantaron la mano en señal de “Alto”, asomaron su mirada por la ventana y me dijeron “párese a la derecha”. Lo primero que pensé fue que era una cuestión de azar y que me había ganado mi numerito, y esperaba salir rápido de eso porque el tiempo es oro, me estaban esperando dos cuadras más abajo y tenía que llegar de primero al terreno de juego.

Efectivamente, me estaciono y entonces llega un guardia quien me pide que baje del vehículo y procede a revisarme como si hubiese robado un banco-cosa que me molestó muchísimo y más aún uniformado deportivamente-. El guardia procede a pedirme mis documentos e inmediatamente revisa internamente el vehiculo y mete mano dentro de mi bolso personal como si estuviese espiando la cartera de su mujer, luego revisa mi maleta, ve los implementos deportivos y entonces me pregunta: -¿Hacia dónde se dirige, ciudadano? “Yo le dije que ese no era su problema, a menos que hubiesen decretado alguna restricción de tránsito o un toque de queda, entonces le pregunté si la libertad de tránsito estaba restringida. Me dijo que no, pero que no llevaba puesto mi cinturón de seguridad.

-Caramba, es verdad -le dije- , fue un descuido, pero no voy a exceso de velocidad y a dos cuadras tengo que recoger a un pelotero.
-Muy bien, pero la ley es la ley.
- “Cierto”, le respondí.
Inmediatamente, el hombre me dijo que no me iba colocar una multa, porque ellos no ponen multas, pero debía darme una charla de media hora por no usar el cinturón de seguridad. Entonces, yo me dije, “caramba, voy a llegar tarde al juego e inmediatamente le paso un mensaje al pelotero indicándole que estaba a dos cuadras detenido en la alcabala.
En ese momento, el guardia me hace una clásica pregunta que no esperaba recibir de un militar : – ¿Cómo vamos a solucionar esto? Me preguntó.

-Trate de ser breve en su charla, le dije.
Entonces, el guardia me dijo que le diera algo para los refrescos, que ellos pasan mucho trabajo en la calle.
Yo le manifesté que yo no le doy plata a ningún funcionario y menos a un militar, que eso es deshonroso para ese uniforme, así que procediera a darme mi charla. Pero el hombre me dijo que me iba a tardar porque tenía que pasar a mi turno de espera.
Mientras veía el reloj, saco mi cartera y extraigo trescientos bolívares y se los doy de mala gana al tipo, quien se queja diciendo que es muy poco, que no alcanza ni para un refresco y yo le dije que eso no es mi problema…que si lo toma o lo deja, y el guardia lo tomó. De esa manera, me metí en mi vehiculo, arreglé mi violado bolso, fui a recoger al pelotero y tomé la vía a Santa Fe, pero con el cinturón de seguridad puesto, no vaya a ser que me consiguiera con otra alcabala.



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