Maduro debe y tiene que irse
LUIS ALFREDO RAPOZO
Es una cuestión de dignidad patria, lo que quiero expresar en forma contundente.
Yo entiendo la historia fabulada que Maduro es “hijo de Chávez” -como él se autodenomina-; yo comprendo perfectamente, que Maduro es producto de la revolución y estoy convencido que tanto el señor Presidente como la revolución no le aportan nada positivo al país y por el contrario, los resultados de su gestión en dieciséis años, es un país postrado, asaltado por el vandalismo más vulgar y rastrero, que nación alguna en la actualidad tiene; yo entiendo que nuestro país viene siendo gobernado por ineptos, que juegan al vicio de dividir a los venezolanos y que no pueden darnos bienestar, progreso, crecimiento, desarrollo, esperanza elemental, democracia, salud, seguridad, alimentación, moralidad, buenas costumbres, buen ejemplo, y felicidad.
En ese sentido, hay que reconocer que ya la situación es inaguantable, intolerable. Este gobierno no tiene mañana. Este gobierno se ha suicidado con su propia cucharada de arsénico.
La gente cuando va de compras percibe, que casi no se puede comer con la inflación desbordada; que está matando de hambre a la población lentamente, como si el futuro se evaporara. Es indignante vivir entre colas eternas, escasez de productos, falta de producción, carencia de empleo, exceso de política barata y una inmensa angustia colectiva.
Eso no lo podemos seguir tolerando: Es demasiado. Estamos llegando a un punto, que debemos exigir a los consecuentes seguidores del comunismo maltrecho y fracasado que se pronuncien en una especie de ultimátum. Si seguimos con este sistema vamos a un inminente conflicto social donde “el caracazo” de 1989, será un niño de pecho. Lo digo sinceramente.
Hemos caído en manos de una dictadura mafiosa, que se ha agarrado nuestro bello país para ellos actuando como un clan heredero del golpe de 1992, dando a entender que mandarán eternamente; y lo hacen violando permanentemente la Constitución , implantando vulgares maniobras entre los Poderes Públicos para aplastar a la oposición y seguir dilapidando recursos; violando los derechos de comunicación, participación electoral, suprimiendo libertades individuales y colectivas, estrangulando medios de comunicación, persiguiendo empresarios y un sin fin de perversiones que llegan a la formalización de sapos cooperantes en la pantalla chica y a una extraña ideologización y adoración a la personalidad de un individuo –Chávez-, que entró como soldado a la Presidencia y su familia no puede ocultar la abundancia de recursos y propiedades que poseen descaradamente y que sin duda provienen de los recursos obtenidos del tesoro nacional, debo decirlo sin pelos en la lengua: son unos abusadores que ni siquiera han desalojado la residencia presidencial.
Finalmente, debo decir, que sobre el Presidente Maduro pende la daga de la acusación que lo acusa de no ser venezolano y ningún Poder se ha levantado para exigir la comprobación de tan importante asunto, que pone en duda la Constitucionalidad de su origen para ser presidente, empezando por el mismísimo Poder Electoral.
Hasta hace poco, yo pensaba que debíamos llegar a las elecciones parlamentarias y con la voluntad popular comenzar a reconducir las necesidades de cambio, pero es que sucede una cosa, apreciados lectores: Y es, que as elecciones parlamentarias darán respuesta a la necesidad de conformar nueva Asamblea, pero no dará respuesta a la incapacidad manifiesta del gobierno de Maduro y a la necesidad que tenemos de enfrentar el hambre, la improductividad, el desmadre continuo, que no puede seguir esperando. Maduro debe irse, y la revolución también. Necesitamos ordenar el país con urgencia…estamos en una profunda crisis social, política y económica. Creo que con mucha madurez, debemos considerar la necesaria renuncia de Maduro. Nuestra vida no se va a acabar por su dimisión. Muchos pueblos han atravesado momentos semejantes.
Hoy en día, me parece que la realidad está exigiendo su cabeza, que es el símbolo de una revolución, que no pasó la prueba de la historia.