¡Guiso rojo, en Uchire!
LUIS ALFREDO RAPOZO
Ese sábado llegué a Uchire en una visita rápida y no prevista. Me encontraba más allá de Cumaná visitando a una linda tía que no consigue harina, café, pollo, azúcar, arroz, pastas, huevos y entonces la solidaridad de la sangre mandaba a cumplir con la familia, víctima del desmadre revolucionario-ustedes saben, carencia de esto y aquello en términos de urgencia-.
De regreso para Caracas decidí entrar en Uchire para darle la bendición a mis ahijados; hacer una vuelta a mi casita y pasar una noche conversando, comiendo lebranche asado y tomando unas bebidas refrescantes frente al mar Uchireño, oportunidad preciosa para ponerme al día de los noviazgos, las barrigas, los graduandos del liceo, los progresos en los estudios de los universitarios y muchos cuentos interesantes de la gente del pueblo, que siempre tiene algo que decir. .
Tan pronto ingresé por la calle principal del pueblo tuve la alegría de encontrarme a varios amigos que andaban disfrutando del fin de semana como si vivieran en medio de una fiesta patronal , aunque igualmente para olvidar las carencias, la falta de empleo, y la ausencia de ingresos suficientes para aguantar la feroz inflación, que no deja hueso sano.
En plena plaza acústica se llevaba a cabo un juego de fútbol infantil que terminó en sampablera, pues una banda de sujetos que están a un paso de coger el mal camino-según me dijo Juanito Guartaja-, y pernoctar en la penitenciaría de Barcelona, estaban fumando la droga pareja y tomando aguardiente en grado extremo, gastándose seguramente lo que se ganan desmalezando y trabajando para la alcaldía y armaron una guinda a golpes digna de un certificado de Gines, que me dejó un sin sabor en la boca y terminó violentamente con el encuentro deportivo de los infantes, “Bueno y es que la policía o el señor Alcalde no pone orden en ese consumismo de droga a todo tren en la vía pública?” -le pregunté a Juanito-.
Luego, caminado hacia la plaza Bolívar observo sendas vallas donde se informa sobre la remodelación de la misma por 2.500.000 bolívares y otro aviso similar que anuncia la consolidación de las calles y aceras de sector La playa por 20 millones de bolívares. Eso me pareció interesante.
Pero observé que ambos trabajos se le adjudicaron a una empresa de nombre “Empresa de Producción Socia I, Cacique Uchire, CA”. El asunto es grave-me dijo Juanito Guartaja, mientras nos tomamos un líquido frío en una taguarita frente a la plaza-, porque no hubo licitación y el Alcalde asignó ese contrato a dedo limpio-.
¡Ah caramba –exclamé-, el Alcalde está poniéndose al día y copiando malos ejemplos de funcionarios foráneos!-le dije-.
-Y te cuento -me dijo Juanito-, que el administrador de la Alcaldía es el mismo administrador de esa contratista y el otro que aparece representando a la empresa es el chofer del Alcalde, junto a varios empleados del municipio.
-¡Ah mundo!-me dije- Eso huele a guiso rojo, no le dan oportunidad de trabajar a los demás contratistas del pueblo como si no tuviesen derecho a comer…
-Y para rematar-me dijo el terrible Juanito Guartaja-, todo lo compran a una ferretería que tiene el hermano del Alcalde-.
-¡Ah recontramundo, -le dije- , eso definitivamente, es guiso rojo rojito y merece una aclaratoria del Alcalde y una investigación de la Contraloría General de la República ! Hasta el negro Aristóbulo debería enterarse del asunto y opinar, porque parece un asunto muy feo, que espero no esté reproduciéndose en el resto del Estado Anzoátegui..
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